Una de nuestras publicaciones recientes cubrió el número sorprendentemente alto de niños que se ahogan en accidentes de alberca en los Estados Unidos. Los accidentes por ahogamiento matan a casi 400 niños cada año. A la luz de este peligro, es importante que los adultos supervisores vigilen de cerca a los niños pequeños cuando estén cerca del agua.
Esto plantea la pregunta: ¿podemos confiar en que los adultos supervisores sepan qué buscar? La respuesta, según algunos expertos, probablemente no sea.
Al contrario de muchas representaciones populares de ahogamiento, los expertos advierten que los observadores no deben esperar salpicaduras o gritos de ayuda. En cambio, la respuesta del cuerpo al ahogamiento (conocida como Respuesta Instintiva de Ahogamiento o IDR) es en realidad sorprendentemente silenciosa y tranquila. Para empezar, los nadadores en peligro no pueden gritar pidiendo ayuda porque no pueden introducir suficiente aire en sus pulmones para vocalizar ningún tipo de sonido.
Un resultado igualmente escalofriante de IDR es que los nadadores que luchan no saludan ni salpican para pedir ayuda. La IDR hace que las víctimas presionen sus brazos sobre la superficie del agua mientras permanecen erguidas.
La combinación de ambos factores significa que a menudo es difícil detectar un riesgo de ahogamiento hasta que es demasiado tarde. Esto no significa que los adultos supervisores estén exentos de responsabilidad, pero probablemente demuestre por qué estas partes responsables tienen la gran obligación de vigilar a los niños antes de accidente de natación ocurre.
Fuente: Pizarra, "Ahogarse no parece ahogarse, ”Mario Vittone, 4 de junio de 2013